sábado, 2 de noviembre de 2013

FACTORES DE ÉXITO EN EL AULA CON NIÑOS TDAH

 

1.    ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO, TIEMPO Y ESTRUCTURA DE LA CLASE

·         Es apropiado que el aula donde esté el niño con TDAH tenga un número reducido de alumnos y un ambiente positivo de trabajo.

·         Las normas deben ser claras, con un clima de orden y compañerismo.

·         Es conveniente que se ubique en la primera fila, cerca de la pizarra y de la mesa del docente, rodeado de alumnos tranquilos, esto facilitará la atención a la explicación y una mejor aplicación de los refuerzos cuando trabaje bien. A ser posible, alejado de ventanas y puertas para evitar la distracción.

·         Sobre el pupitre sólo debe tener lo que es necesario en cada momento, acostumbrándole a que guarde lo que ya no vaya a utilizar.

·         Mantener un ambiente estructurado, con rutinas estables, motivador, y predecible. Con el objetivo de que el alumno sepa lo que tiene que hacer en cada momento y se sienta seguro en el aula. Es bueno utilizar material visual para recordar al alumno en qué momento del trabajo de clase nos encontra­mos.

·         Establecer diferentes opciones para cuando el alumno no es capaz de permanecer sentado: permitir ir a sacar punta, recoger las fichas y exámenes del resto, ir al baño, programar al alumno pequeñas tareas o responsabilidades de ayuda al  profesor, para eliminar a tensión y energía acumuladas por permanecer quieto, levantarse hasta la mesa del profesor para mostrarle los deberes.

·         Estructurar las tareas en tiempos cortos, Es conveniente reducir y fragmentar las actividades. Utilizar un formato simple y claro. Supervisar los ejercicios a medida que los acaba y asegurarse de que conoce las tareas que tiene que realizar. Se aconseja utilizar refuerzos y apoyos visuales en la instrucción oral y variar los ejercicios.

·         En las actividades grupales, establecer grupos pequeños, de entre 5 o 6 alumnos.
 

2. METODOLOGÍA Y ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE

·         Enfatizar la estructura y el orden, manteniendo un ambiente estructurado, con rutinas estables, motivador, y predecible, con el objetivo de que el alumno sepa lo que tiene que hacer en cada momento y se sienta seguro en el aula. Es bueno utilizar material visual para recordar al alumno en qué momento del trabajo de clase nos encontra­mos.

·         Las órdenes deben ser breves, claras y concisas. Mantener contacto visual con el alumno.

·         Emplear metodologías que funcionen mejor con este alumnado: técnicas visuales que exigen menos de la lectura y facilitan la atención, esquemas en la pizarra a modo de guión, presentaciones audiovisuales,…

·         Evitar las clases magistrales y emplear técnicas basadas en el aprendizaje autodirigido: aprendizaje basado en proyectos, trabajo cooperativo, aprendizaje por descubrimiento actividades de investigación, y/o trabajo con nuevas tecnologías.

·         Asegurarse de que ha entendido lo que se le pide, establecer contacto ocular con frecuencia y dar las instrucciones de una en una. Advertir individualmente al alumno de los cambios de actividad. Resaltar la información importante aumentando el tono de voz, utilizando colores o tamaños de la escritura, etc. Se incluirán actividades que puedan resultar más motivadoras y se utilizará el refuerzo in­mediato de los progresos del alumno. Negociar con el alumno los periodos de atención individual y grupal, segmentando aquellas tareas más largas o difíciles.

·         Acordar con el alumno/a con TDAH una señal discreta para reconducir su atención: guiñarle un ojo, tocarle en el hombro, etc.

·         Establecer compañeros de supervisión y estudio que ayuden al alumno, de tal modo que la dedicación del profesor disminuya progresivamente.

·         Describir detalladamente en la pizarra las tareas a realizar. No limitarse a nombrarlas.

·         Tener en cuenta los puntos fuertes o potencialidades del alumnado con TDAH, podemos partir de sus intereses con el objetivo de generar motivación.

·         Plantear actividades en las que puedan tener éxito, de tal manera que sean conscientes de que también pueden lograr los objetivos y reforzar de manera inmediata. De esta manera lograremos incrementar su autoestima y su motivación hacia las tareas escolares.

·         Generar un patrón de atribución interno, variable y controlable. El alumno ha de interiorizar que sus resultados son causa de su trabajo (o falta de éste) y no del profesorado u otras circunstancias, y que el resultado puede modificarse para bien o para mal en función de su actuación.

·         Exámenes y pruebas escritas. Se deben alternar la forma de presentación de las cuestiones a res­ponder por el alumno, de forma oral, escrita o valiéndose de las nuevas tecnologías. Se aconseja dividir los exámenes o pruebas escritas en dos sesiones al menos, siendo flexibles en su duración. Es mejor realizar dos pruebas cortas en días sucesivos que efectuar una larga en un solo día. El texto de los exámenes se le presen­tará escrito y resaltando las partes más importantes de cada cuestión. Las preguntas serán breves y cerradas. Conviene ir indicando al alumno que controle el tiempo y vaya repasando lo realizado.

·         Uso de la agenda. El profesorado fomentará el uso de la agenda ya que puede cumplir tanto el objetivo de ayudar al alumno a llevar al día sus tareas como el de servir de canal de comunicación con la familia. Es necesaria la supervisión tanto del profesor como de los padres para que el alumno aprenda a usar la agenda. El profesor dedicará un tiempo cada día para que el alumno anote las tareas en la agenda. Es importante que el alumno y los padres tengan acceso a las fechas de exámenes con suficiente antelación, el contenido que se debe preparar, las fechas previstas para la entrega de trabajos, los libros que deben leer, etc. para planificar los tiempos de estudio y la supervisión familiar. Asegurarse de que llevan a casa el material necesario para realizar las tareas. La agenda se puede convertir en un espacio idóneo para reforzar y elogiar el buen com­portamiento del niño, evitando su uso como intercambio de críticas y aspectos negativos de la conducta o el rendimiento del niño. Cuando haya que comunicar a haya que comunicar a los padres aspectos negativos de la conducta o del rendimiento es preferible escribir: “necesito hablar con ustedes” o “solicitar cita”, y en vez de escribir “hoy tampoco ha hecho los deberes”, escribir “tiene pendiente los deberes de lengua del martes y el miércoles”. Tener en cuenta que la agenda es del alumno y tiene acceso a todo lo que se escribe por ambas partes.

·         Estrategias para mejorar la conducta. El objetivo es aumentar los comportamientos apropiados y disminuir los comportamientos inadecuados. Cada vez que se produce una consecuencia positiva a una conducta se aumenta la probabilidad de que se incremente dicha conducta. Son criterios generales de manejo de la conducta: utilizar el refuerzo positivo de comportamientos adecuados o sus aproximaciones; evitar las recriminaciones verbales; ignorar los comportamientos de levantarse, removerse en el asiento; utilizar tablas de puntos para conseguir premios o incentivos; permitir al niño momentos de desahogo levantándose, ha­ciendo algún recado; establecer consignas no verbales con el alumno para advertirle del incumplimiento de alguna norma, etc.

·         Enseñar estrategias de autoinstrucciones mediante el habla interna, para que el alumno module su conducta a través del lenguaje. Para ello, los niños deberán memorizar de forma gradual los siguientes mensajes e incorporarlos a su trabajo diario:

o   Escucho y pongo atención a lo que tengo que hacer.

o   Cuando leo, me fijo mucho.

o   Pienso lo que tengo que hacer. Marco un plan.

o   Hago el ejercicio con cuidado. Puedo hacerlo bien.

o   Repaso con atención y corrijo lo que esté equivocado.

o   Lo conseguí. Soy bueno en esto.

 
3. COORDINACIÓN INTERNA Y EXTERNA
 
·         Importancia del trabajo del equipo de orientación del centro centrado en el aspecto técnico y de asesoramiento psicopedagógico: realizar evaluaciones y promover adaptaciones de la práctica del equipo docente, así como el apoyo psicopedagógico al alumnado con TDAH en habilidades cognitivas, modificación de conductas disruptivas, autoinstrucciones, habilidades sociales, técnicas de relajación y habilidades académicas.

·         Coordinación entre todo el equipo docente que imparte clase a este alumnado. El objetivo básico es unificar criterios generales de actuación y que éstos sean predecibles para los alumnos: establecimiento y conocimiento de las normas del aula, pautas metodológicas generales, técnicas de mejora de la motivación y la autoestima, técnicas de control de la conducta, pautas de actuación ante conductas desafiantes y/o violentas en el aula, así como coherencia en los mensajes que se trasladan a las familias de estos alumnos.

·         Coordinación con los profesionales de la salud tanto en tareas de evaluación como de seguimiento del alumnado con TDAH.

·         Coordinación con asociaciones TDAH a las que asista nuestro alumnado para intercambiar información , hacer seguimientos, aunar criterios de actuación etc.

·         Coordinación con la familia, para intercambiar información sobre evaluaciones y seguimientos del alumnado, orientaciones y recursos, aunar criterios de intervención,…

 

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